4.1. LIBRO SAGRADO DE LOS MAYAS. Unidad I
LIBRO SAGRADO DE LOS MAYAS
“POPOL VUH” (o “Libro del Indígena Quiché”)
PREÁMBULO
Este es el principio de la antiguas historias de este lugar llamado Quiché. Aquí escribiremos y comenzaremos las antiguas historias, el principio y origen de todo lo que se hizo en la ciudad de Quiché, por las tribus de la nación quiché.
Y aquí traeremos la manifestación, la publicación y la narración de lo que estaba oculto, la revelación por Tzacol, Bitol, Alom, Qaholom, que se llaman Hunahpú-Vuch, Hunahpú-Utiú, Zaqui-Nimá-Tziís, Tepeu, Gucumatz, u Qux Cho, u Qux Paló, Ah Raxá Lac, Ah Raxá Tzel, así llamados. Y [al mismo tiempo] la declaración, la narración conjuntas de la Abuela y el Abuelo cuyos nombres son Ixpiyacoc e Ixmucané, amparadores y protectores, dos veces abuela, dos veces abuelo, así llamados en las historias quichés, cuando contaban todo lo que hicieron en el principio de la vida, el principio de la historia.
Esto lo escribiremos ya dentro de la ley de Dios, en el Cristianismo, lo sacaremos a luz, porque ya no se ve el Popo Vuh, así llamado, donde se veía claramente la venida del otro lado del mar, la narración de nuestra oscuridad, y se veía claramente la vida.
Existía el libro original, escrito antiguamente, pero su vista está oculta al investigador y al pensador. Grande era la descripción y el relato de cómo se acabó de formar todo el cielo y la tierra, cómo fue formado y repartido en cuatro partes, cómo fue señalado y el cielo fue medido y se trajo la cuerda de medir y fue extendida en el cielo y en la tierra, en los cuatro ángulos, en los cuatro rincones, como fue dicho por el Creador y el Formador, la madre y el padre de la vida, de todo lo creado, el que da la respiración y el pensamiento, la que da a luz a los hijos, el que vela por la felicidad de los pueblos, la felicidad del linaje humano, el sabio, el que medita en la bondad de todo lo que existe en el cielo, en la tierra, en los lagos y en el mar.
Notas de Adrián Recinos:
Tzacol, Bitol, el Creador y el Formador
Alom, la diosa madre, la que concibe los hijos, de al, hijo, alán, dar a luz. Qaholom, el dios padre que engendra los hijos, de qahol, hijo del padre, qaholaj, engendrar. Madre y padre los llama Ximénez; son el Gran Padre y la Gran Madre, así llamados por los indios, según refiere Las Casas, y que estaban en el cielo.
Hunahpú-Vuch, un cazador vulpeja o tacuazín (Opposum), dios del amanecer; vuch es el momento que precede al amanecer. Hunahpú-Vuch, es la divinidad en potencia femenina, según Seler. Hunahpú-Utiú, un cazador coyote, variedad de lobo (Canis latrans), dios de la noche, en potencia masculina;
Zaqui-Nimá-Tziís, Gran pisote blanco (Nasua nasica) o coatí, encanecido por la edad, diosa madre; y su consorte Nim-Ac, Gran cerdo montés, o jabalí, ausente en este lugar por una omisión mecánica, pero invocado en el capítulo siguiente;
Tepeu, el rey o soberano, del náhualt Tepeuh, tepeuani, que Molina traduce por conquistador o vencedor en batalla; ah tepeual entre los mayas , quienes lo tomaron igualmente de los mexicanos. Gucumatz, serpiente cubierta de plumas verdes, de guc, en maya, kuk, plumas verdes, quetzal por antonomasia, y cumatz, serpiente; es la versión quiché de Kukulkán, el nombre maya de Quetzalcóatl, el rey tolteca, conquistador, civilizador y dios de Yucatán durante el período del Nuevo Imperio Maya. El fuerte colorido mexicano de la religión de los quichés se refleja en esta pareja creadora que continúa siendo evocada a través del libro hasta que la divinidad toma forma corporal en Tohil, a quien en la Tercera Parte se identifica expresamente con Quetzalcóatl;
U Qux Cho, el corazón o el espíritu de la laguna. U Qux Paló, el corazón o el espíritu del mar. Ya se verá que a la divinidad la llamaban también el Corazón del Cielo, u Qux Cah;
Ah Raxá Lac, el Señor del verde plato, o sea la tierra; Ah Raxá Tzel, el Señor de la jícara verde o del cajete azul, como dice Ximénez, o sea el cielo.
El nombre Hunahpú ha sido objeto de muchas interpretaciones. Literalmente significa un cazador con cerbatana, un tirador; etimológicamente es eso mismo y es vocablo de la lengua maya, ahpú en maya es cazador, y ah ppuh ob, forma de plural, son los monteros que van a la caza, según el Diccionario de Motul. Es evidente, sin embargo, que los quichés debían tener alguna razón más plausible que esta etimología para dar ese nombre a la divinidad. El cazador en los tiempos primitivos era un personaje muy importante; el pueblo vivía de la caza y de los frutos espontáneos de la tierra antes de la invención de la agricultura. Hunahpú sería, en consecuencia, el cazador universal, que proveía al hombre de su sustento; hun tiene también en maya la acepción de general y universal. Pero posiblemente los quichés que descendían directamente de los mayas, quisieron reproducir en el nombre Hunahpú el sonido de la palabra maya Hunab Ku, “el único dios”, que servían para designar al dios principal del panteón maya, que no podía representarse materialmente, por ser incorpóreo. La pintura de un cazador podría haber servido en los tiempos antiguos para representar el fonema Hunab Ku que encerraba una idea abstracta, la de un ser espiritual y divino. El procedimiento es común en la escritura pictográfica precolombina. Hunahpú es también el nombre del vigésimo día del calendario quiché, el día más venerado de los antiguos, equivalente al maya Ahau, señor o jefe, y al náhualt Xóchitl, flor y sol, símbolo del dios sol o Tonatiuh.
Ixpiyaco e Ixmucané, el viejo y la vieja (en maya ixnuc es vieja), equivalentes de los dioses mexicanos Cipactonal y Oxomoco, los sabios que según la leyenda tolteca inventaron la astrología judiciaria y compusieron la cuenta de los tiempos, o sea el calendario.
Primera Parte
Capítulo Primero
Esta es la relación de cómo todo estaba en suspenso, todo en calma, en silencio; todo inmóvil, callado, y vacía la extensión del cielo.
Esta es la primera relación, el primer discurso. No había todavía un hombre, ni un animal, pájaros, peces, cangrejos, árboles, piedras, cuevas, barrancas, hierbas ni bosques: sólo el cielo existía.
No se manifestaba la faz de la tierra. Sólo estaban el mar en calma y el cielo en toda su extensión.
No había nada que estuviera en pie; sólo el agua en reposo, el mar apacible, solo y tranquilo. No había nada dotado de existencia.
Solamente había inmovilidad y silencio en la obscuridad, en la noche. Sólo el Creador, el Formador, Tepeu, Gucumatz, los Progenitores, estaban en el agua rodeados de claridad. Estaban ocultos bajo plumas verdes y azules, por eso se les llama Gucumatz. De grandes sabios, de grandes pensadores es su naturaleza. De esta manera existía el cielo y también el Corazón del Cielo, que éste es el nombre de Dios. Así contaban.
Llegó aquí entonces la palabra, vinieron juntos Tepeu y Gucumatz, en la obscuridad, en la noche, y hablaron entre sí Tepeu y Gucumatz. Hablaron, pues, consultando entre sí y meditando; se pusieron de acuerdo, juntaron sus palabras y su pensamiento.
Entonces se manifestó con claridad, mientras meditaban, que cuando amaneciera debía aparecer el hombre.
Entonces dispusieron la creación y crecimiento de los árboles y los bejucos y el nacimiento de la vida y la creación del hombre. Se dispuso así en las tinieblas y en la noche por el Corazón del Cielo, que se llama Huracán.
El primero se llama Caculhá-Huracán. El segundo es Chipi-Caculhá. El tercero es Raxá-Caculhá. Y estos tres son el Corazón del Cielo.
Entonces vinieron juntos Tepeu y Gucumatz; entonces conferenciaron sobre la vida y la claridad, cómo se hará para que aclare y amanezca, quién será el que produzca el alimento y el sustento.
– ¡Hágase así! ¡Que se llene el vacío! ¡Que esta agua se retire y desocupe [el espacio], que surja la tierra y que se afirme! Así dijeron. ¡Que aclare, que amanezca en el cielo y en la tierra! No habrá gloria ni grandeza en nuestra creación y formación hasta que exista la criatura humana, el hombre formado. Así dijeron.
Luego la tierra fue creada por ellos. Así fue en verdad como se hizo la creación de la tierra: — ¡Tierra! — dijeron, y al instante fue hecha.
Como la neblina, como la nube y como una polvareda fue la creación, cuando surgieron del agua las montanas; y al instante crecieron las montañas.
Solamente por un prodigio, sólo por arte mágica se realizó la formación de las montañas y los valles; y al instante brotaron juntos los cipresales y pinares en la superficie.
Y así se llenó de alegría Gucumatz, diciendo : — ¡Buena ha sido tu venida, Corazón del Cielo; tú, Huracán, y tú, Chipi-Caculhá, Raxá-Caculhá!
– Nuestra obra, nuestra creación será terminada — contestaron.
Primero se formaron la tierra, las montañas y los valles; se dividieron las corrientes de agua, los arroyos se fueron corriendo libremente entre los cerros, y las aguas quedaron separadas cuando aparecieron las altas montañas.
Así fue la creación de la tierra, cuando fue formada por el Corazón del Cielo, el Corazón de la Tierra, que así son llamados los que primero la fecundaron, cuando el cielo estaba en suspenso y la tierra se hallaba sumergida dentro del agua.
De esta manera se perfeccionó la obra, cuando la ejecutaron después de pensar y meditar sobre su feliz terminación.
Capítulo II
Luego hicieron a los animales pequeños del monte, los guardianes de todos los bosques, los genios de la montaña, los venados, los pájaros, leones, tigres, serpientes, culebras, cantiles [víboras], guardianes de los bejucos.
Y dijeron los Progenitores: — ¿Sólo silencio e inmovilidad habrá bajo los árboles y los bejucos? Conviene que en lo sucesivo haya quien los guarde.
Asi dijeron cuando meditaron y hablaron en seguida. Al punto fueron creados los venados y las aves. En seguida les repartieron sus moradas a los venados y a las aves.
– Tú, venado, dormirás en la vega de los ríos y en los barrancos. Aquí estarás entre la maleza, entre las hierbas; en el bosque os multiplicaréis, en cuatro pies andaréis y os sostendréis– . Y así como se dijo, se hizo.
Luego designaron también su morada a los pájaros pequeños y a las aves mayores:
– Vosotros, pájaros, habitaréis sobre los árboles y los bejucos, allí haréis vuestros nidos, allí os multiplicaréis, allí os sacudiréis en las ramas de los árboles y de los bejucos –. Así les fue dicho a los venados y a los pájaros para que hicieran lo que debían hacer, y todos tomaron sus habitaciones y sus nidos.
De esta manera los Progenitores les dieron sus habitaciones a los animales de la tierra. Y estando terminada la creación de todos los cuadrúpedos y las aves, les fue dicho a los cuadrúpedos y pájaros por el Creador y el Formador y los Progenitores:
– Hablad, gritad, gorjead, llamad, hablad cada uno según vuestra especie, según la variedad de cada uno — . Así les fue dicho a los venados, los pájaros, leones, tigres y serpientes.
– Decid, pues, vuestros nombres, alabadnos a nosotros, vuestra madre, vuestro padre. ¡Invocad, pues, a Huracán, Chipi-Calculhá, Raxa-Calculhá, el Corazón del Cielo, el Corazón de la Tierra, el Creador, el Formador, los Progenitores; hablad, invocadnos, adoradnos! — les dijeron.
Pero no se pudo conseguir que hablaran como los hombres; sólo chillaban, cacareaban y gramaban; no se manifestó la forma de su lenguaje, y cada uno gritaba de manera diferente.
Cuando el Creador y el Formador vieron que no era posible que hablaran, se dijeron entre sí : — No ha sido posible que ellos digan nuestro nombre, el de nosotros, sus creadores y formadores. Esto no está bien –, dijeron entre sí los Progenitores.
Entonces se les dijo : — Seréis cambiados porque no se ha conseguido que habléis. Hemos cambiado de parecer : vuestro alimento, vuestra pastura, vuestra habitación y vuestros nidos los tendréis, serán los barrancos y los bosques, porque no se ha podido lograr que nos adoréis ni nos invoquéis. Todavía hay quienes nos adoren, haremos otros [seres] que sean obedientes. Vosotros aceptad vuestro destino: vuestras carnes serán trituradas. Así será. Esta será vuestra suerte–. Así dijeron cuando hicieron saber su voluntad a los animales pequenos y grandes que hay sobre la faz de la tierra.
Luego quisieron probar suerte nuevamente; quisieron hacer otra tentativa y quisieron probar de nuevo a que los adoraran.
Pero no pudieron entender su lenguaje entre ellos mismos, nada pudieron conseguir y nada pudieron hacer. Por esta razón fueron inmoladas sus carnes y fueron condenados a ser comidos y matados los animales que existen sobre la faz de la tierra.
Así, pues, hubo que hacer una nueva tentativa de crear y formar al hombre por el Creador, el Formador y los Progenitores.
– ¡A probar otra vez! Ya se acercan el amanecer y la aurora; hagamos al que nos sustentará y alimentará! ¿Cómo haremos para ser invocados, para ser recordados sobre la tierra? Ya hemos probado con nuestras primeras obras, nuestras primeras criaturas; pero no se pudo lograr que fuésemos alabados y venerados por ellos. Probemos ahora a hacer unos seres obedientes, respetuosos, que nos sustenten y alimenten — . Así dijeron.
Entonces fue la creación y la formación. De tierra, de lodo hicieron la carne [del hombre]. Pero vieron que no estaba bien, porque se deshacía, estaba blando, no tenía movimiento, no tenía fuerza, se caía, estaba aguado, no movía la cabeza, la cara se le iba para un lado, tenía velada la vista, no podía ver hacia atrás. Al principio hablaba, pero no tenía entendimiento. Rápidamente se humedeció dentro del agua y no se pudo sostener.
Y dijeron el Creador y el Formador: — Bien se ve que no podía andar ni multiplicarse. Que se haga una consulta acerca de esto, dijeron.
Entonces desbarataron y deshicieron su obra y su creación. Y en seguida dijeron: — ¿Cómo haremos para perfeccionar, para que salgan bien nuestros adoradores, nuestros invocadores?– Así dijeron cuando de nuevo consultaron entre sí.
– Digámosles a Ixpiyacoc, Ixmucané, Hunahpú-Vuch, Hunahpú-Utiú : ¡Probad suerte otra vez! ¡Probad a hacer la creación! — Así dijeron entre sí el Creador y el Formador cuando hablaron a Ixpiyacoc e Ixmucané.
En seguida les hablaron a aquellos adivinos, la abuela del día, la abuela del alba, que así eran llamados por el Creador y el Formador, y cuyos nombres eran Ixpiyacoc e Ixmucané.
Y dijeron Huracán, Tepeu y Gucumatz cuando le hablaron al agorero, al formador, que son los adivinos: — Hay que reunirse y encontrar los medios para que el hombre que vamos a crear nos sostenga y alimente, nos invoque y se acuerde de nosotros.
– Entrad, pues, en consulta, abuela, abuelo, nuestra abuela, nuestro abuelo, Ixpiyacoc, Ixmucané, haced que aclare, que amanezca, que seamos invocados, que seamos adorados, que seamos recordados por el hombre creado, por el hombre formado, por el hombre mortal, haced que así se haga.
– Dad a conocer vuestra naturaleza, Hunaphú-Vuch, Hunahpú-Utiú, dos veces madre, dos veces padre, Nim-Ac, Nimá-Tziís, el Señor de la esmeralda, el joyero, el escultor, el tallador, el Señor de los hermosos platos, el Señor de la verde jícara, el maestro de la resina, el maestro Toltecat, la abuela del sol, la abuela del alba, que así seréis llamados por nuestras obras y nuestras criaturas.
– Echad la suerte con vuestros granos de maíz y de tzité. Hágase así y se sabrá y resultará si labraremos o tallaremos su boca y sus ojos en madera–. Así les fue dicho a los adivinos.
A continuación vino la adivinación, la echada de la suerte con el maíz y el tzité. ¡Suerte! ¡Criatura!, les dijeron entonces una vieja y un viejo. Y este viejo era el de las suertes del tzité, el llamado Ixpiyacoc. Y la vieja era la adivina, la formadora, que se llamaba Chiracán Ixmucané.
Y comenzando la adivinación, dijeron así: — ¡Juntaos, acoplaos! ¡Hablad, que os oigamos, decid, declarad si conviene que se junte la madera y que sea labrada por el Creador y el Formador, y si éste [el hombre de madera] es el que nos ha de sustentar y alimentar cuando aclare, cuando amanezca!
Tú, maíz; tú, tzité; tú, suerte; tú, criatura; ¡uníos, ayuntaos! les dijeron al maíz, al tzité, a la suerte, a la criatura. ¡Ven a sacrificar aquí, Corazón del Cielo; no castiguéis a Tepeu y Gucumatz!
Entonces hablaron y dijeron la verdad : — Buenos saldrán vuestros muñecos hechos de madera; hablarán y conversarán vuestros muñecos hechos de madera, hablarán y conversarán sobre la faz de la tierra.
– ¡Así sea! — contestaron, cuando hablaron.
Y al instante fueron hechos los muñecos labrados en madera. Se parecían al hombre, hablaban como el hombre y poblaron la superficie de la tierra.
Existieron y se multiplicaron; tuvieron hijas, tuvieron hijos los muñecos de palo; pero no tenían alma, ni entendimiento, no se acordaban de su Creador, de su Formador; caminaban sin rumbo y andaban a gatas.
Ya no se acordaban del Corazón del Cielo y por eso cayeron en desgracia. Fue solamente un ensayo, un intento de hacer hombres. Hablaban al principio, pero su cara estaba enjuta; sus pies y sus manos no tenían consistencia; no tenían sangre, ni substancia, ni humedad, ni gordura; sus mejillas estaban secas, secos sus pies y sus manos, y amarillas sus carnes. Por esta razón ya no pensaban en el Creador ni en el Formador, en los que les daban el ser y cuidaban de ellos.
Estos fueron los primeros hombres que en gran número existieron sobre la faz de la tierra.
Capítulo III
En seguida fueron aniquilados, destruidos y deshechos los muñecos de palo, recibieron la muerte.
Una inundación fue producida por el Corazón del Cielo; un gran diluvio se formó, que cayó sobre las cabezas de los muñecos de palo.
De tzité se hizo la carne del hombre, pero cuando la mujer fue labrada por el Creador y el Formador, se hizo de espadaña la carne de la mujer. Estos materiales quisieron el Creador y el Formador que entraran en su composición.
Pero no pensaban, no hablaban con su Creador, su Formador, que los habían hecho, que los habían creado. Y por esta razón fueron muertos, fueron anegados. Una resina abundante vino del cielo. El llamado Xecotcovach llegó y les vació los ojos; Camalotz vino a cortarles la cabeza; y vino Cotzbalam y les devoró las carnes. El Tucumbalam llegó también y les quebró y magulló los huesos y los nervios, les molió y desmoronó los huesos.
Y esto fue para castigarlos porque no habían pensado en su madre, ni en su padre, el Corazón del Cielo, llamado Huracán. Y por este motivo se obscureció la faz de la tierra y comenzó una lluvia negra, una lluvia de día, una lluvia de noche.
Llegaron entonces los animales pequenos, los animales grandes, y los palos y las piedras les golpearon las caras. Y se pusieron todos a hablar; sus tinajas, sus comales, sus platos, sus ollas, sus perros, sus piedras de moler, todos se levantaron y les golpearon las caras.
– Mucho mal nos hacíais; nos comíais, y nosotros ahora os morderemos — les dijeron sus perros y sus aves de corral.
Y las piedras de moler: — Eramos atormentadas por vosotros; cada día, cada día, de noche, al amanecer, todo el tiempo hacían holi, holi, huqui, huqui nuestras caras, a causa de vosotros. Este era el tributo que os pagábamos. Pero ahora que habéis dejado de ser hombres probaréis nuestras fuerzas. Moleremos y reduciremos a polvo vuestras carnes, les dijeron sus piedras de moler.
Y he aquí que sus perros hablaron y les dijeron : — ¿Por qué no nos dabais nuestra comida? Apenas estábamos mirando y ya nos arrojabais de vuestro lado y nos echabais fuera. Siempre teníais listo un palo para pegarnos mientras comíais.
Así era como nos tratabais. Nosotros no podíamos hablar. Quizás no os diéramos muerte ahora; pero ¿por qué no reflexionabais, por qué no pensabais en vosotros mismos? Ahora nosotros os destruiremos, ahora probaréis vosotros los dientes que hay en nuestra boca: os devoraremos, dijeron los perros, y luego les destrozaron las caras.
Y a su vez sus comales, sus ollas les hablaron así : — Dolor y sufrimiento nos causabais. Nuestra boca y nuestras caras estaban tiznadas, siempre estábamos puestos sobre el fuego y nos quemabais como si no sintiéramos dolor. Ahora probaréis vosotros, os quemaremos — dijeron sus ollas, y todos les destrozaron las caras. Las piedras del hogar que estaban amontonadas, se arrojaron directamente desde el fuego contra sus cabezas causándoles dolor.
Desesperados corrían de un lado para otro; querían subirse sobre las casas y las casas se caían y los arrojaban al suelo; querían subirse sobre los árboles y los árboles los lanzaban a lo lejos; querían entrar a las cavernas y las cavernas se cerraban ante ellos.
Así fue la ruina de los hombres que habían sido creados y formados, de los hombres hechos para ser destruidos y aniquilados: a todos les fueron destrozadas las bocas y las caras.
Y dicen que la descendencia de aquellos son los monos que existen ahora en los bosques; éstos son la muestra de aquellos, porque sólo de palo fue hecha su carne por el Creador y el Formador.
Y por esta razón el mono se parece al hombre, es la muestra de una generación de hombres creados, de hombres formados que eran solamente muñecos y hechos solamente de madera.
Segunda Parte
Capítulo X
(…)
Dijo entonces Ixbalamqué a Hunahpú: -¿Comenzará ya a amanecer? mira tú.
-Tal vez sí, voy a ver, contestó éste.
Y como tenía muchas ganas de ver afuera de la boca de la cerbatana y quería ver si había amanecido, al instante le cortó la cabeza Camazotz y el cuerpo de Hunahpú quedó decapitado.
Nuevamente preguntó lxbalanqué: -¿No ha amanecido todavía? Pero Hunahpú no se movía. -¿A dónde ha ido Hunahpú? ¿Qué es lo que has hecho? Pero no se movía, y permanecía callado.
Entonces se sintió avergonzado lxbalanqué y exclamó: -¡Desgraciados de nosotros! Estamos completamente vencidos.
Fueron en seguida a colgar la cabeza sobre el juego de pelota por orden expresa de Hun-Camé y Vucub-Camé, y todos los de Xibalba se regocijaron por lo que le había sucedido a la cabeza de Hunahpú.
Capítulo XI
En seguida llamó lxbalanqué a todos los animales, al pisote, al jabalí, a todos los animales pequeños y grandes, durante la noche, y a la madrugada les preguntó cuál era su comida.
-¿Cuál es la comida de cada uno de vosotros? pues yo os he llamado para que escojáis vuestra comida, les dijo lxbalanqué.
-Muy bien, contestaron. Y en seguida se fueron a tomar cada uno lo suyo, y se marcharon todos juntos. Unos fueron a tomar las cosas podridas; otros fueron a coger hierbas; otros fueron a recoger piedras. Otros fueron a recoger tierra. Variadas eran las comidas de los animales pequeños y de los animales grandes.
Detrás de ellos se había quedado la tortuga, la cual llegó contoneándose a tomar su comida. Y llegando al extremo del cuerpo tomó la forma de la cabeza de Hunahpú, y al instante le fueron labrados los ojos.
Muchos sabios vinieron entonces del cielo. El Corazón del Cielo, Huracán, vinieron a cernerse sobre la Casa de los Murciélagos.
Y no fue fácil acabar de hacerle la cara, pero salió muy buena; la cabellera también tenía una hermosa apariencia, y asimismo pudo hablar.
Pero como ya quería amanecer y el horizonte se teñía de rojo. –oscurece de nuevo, viejo!, le fue dicho al zopilote.
-Está bien, contestó el viejo, y al instante oscureció el viejo. “Ya oscureció el zopilote”, dice ahora la gente.
Y así, durante la frescura del amanecer, comenzó su existencia.
-¿Estará bien?, dijeron. ¿Saldrá parecido a Hunahpú?
-Está muy bien, contestaron. Y efectivamente, parecía de hueso la cabeza, se había transformado en una cabeza verdadera.
Luego hablaron entre sí y se pusieron de acuerdo:
-No juegues tú a la pelota; haz únicamente como que juegas yo sólo lo haré todo, le dijo Ixbalanqué.
En seguida le dio sus órdenes a un conejo:
-Anda a colocarte sobre el juego de pelota, quédate allí entre el encinal, le fue dicho al conejo cuando se le dieron estas instrucciones durante la noche.
En seguida amaneció y los dos muchachos estaban buenos y sanos. Luego bajaron a jugar a la pelota. La cabeza de Hunahpú estaba colgada sobre el juego de pelota.
-¡Hemos triunfado! ¡Habéis labrado vuestra propia ruina; ¡os habéis entregado! les decían. De esta manera provocaban a Hunahpú.
-Pégale a la cabeza con la pelota, le decían. Pero no lo molestaban con esto, él no se daba por entendido.
Luego arrojaron la pelota los Señores de Xibalba. lxbalanqué le salió al encuentro; la pelota iba derecho al anillo, pero se detuvo, rebotando, pasó rápidamente por encima del juego de pelota y de un salto se dirigió hasta el encinal.
El conejo salió al instante y se fue saltando; y los de Xibalba corrían persiguiéndolo. Iban haciendo ruido y gritando tras el conejo. Acabaron por irse todos los de Xibalba.
En seguida se apoderó Ixbalanqué de la cabeza de Hunahpú; se llevó de nuevo la tortuga y fue a colocarla sobre el juego de pelota. Y aquella cabeza era verdaderamente la cabeza de Hunahpú y los dos muchachos se pusieron muy contentos.
Fueron, pues, los de Xibalba a buscar la pelota y habiéndola encontrado entre las encinas, los llamaron, diciendo:
-Venid acá. Aquí está la pelota, nosotros la encontramos, dijeron, y la tenían colgando.
Cuando regresaron los de Xibalba exclamaron. -¿Qué es lo que vemos?
Luego comenzaron nuevamente a jugar. Tantos iguales hicieron por ambas partes.
En seguida lxbalanqué le lanzó una piedra a la tortuga; ésta se vino al suelo y cayó en el patio del juego de pelota hecha mil pedazos como pepitas, delante de los Señores.
-¿Quién de vosotros irá a buscarla? ¿Dónde está el que irá a traerla? dijeron los de Xibalba.
Y así fueron vencidos los señores de Xibalba por Hunahpú e Ixbalanqué. Grandes trabajos pasaron éstos, pero no murieron, a pesar de todo lo que les hicieron.
Tercera Parte
Capítulo I
He aquí, pues, el principio de cuando se dispuso hacer al hombre, y cuando se buscó lo que debía entrar en la carne del hombre.
Y dijeron los Progenitores, los Creadores y Formadores, que se llaman Tepeu y Gucumatz: “Ha llegado el tiempo del amanecer, de que se termine la obra y que aparezcan los que nos han de sustentar, y nutrir, los hijos esclarecidos, los vasallos civilizados; que aparezca el hombre, la humanidad, sobre la superficie de la tierra.” Así dijeron.
Se juntaron, llegaron y celebraron consejo en la oscuridad y en la noche; luego buscaron y discutieron, y aquí reflexionaron y pensaron. De esta manera salieron a luz claramente sus decisiones y encontraron y descubrieron lo que debía entrar en la carne del hombre.
Poco faltaba para que el sol, la luna y las estrellas aparecieran sobre los Creadores y Formadores.
De Paxil, de Cayalá, así llamados, vinieron las mazorcas amarillas y las mazorcas blancas.
Estos son los nombres de los animales que trajeron la comida: Yac [el gato de monte], Utiú [el coyote], Quel [una cotorra vulgarmente llamada chocoyo] y Hoh [el cuervo]. Estos cuatro animales les dieron la noticia de las mazorcas amarillas y las mazorcas blancas, les dijeron que fueran a Paxil y les enseñaron el camino de Paxil.
Y así encontraron la comida y ésta fue la que entró en la carne del hombre creado, del hombre formado; ésta fue su sangre, de ésta se hizo la sangre del hombre. Así entró el maíz [en la formación del hombre] por obra de los Progenitores.
Y de esta manera se llenaron de alegría, porque habían descubierto una hermosa tierra, llena de deleites, abundante en mazorcas amarillas y mazorcas blancas y abundante también en pataxte y cacao, y en innumerables zapotes, anonas, jocotes, nances, matasanos y miel. Abundancia de sabrosos alimentos había en aquel pueblo llamado de Paxil y Cayalá.
Había alimentos de todas clases, alimentos pequeños y grandes, plantas pequeñas y plantas grandes. Los animales enseñaron el camino. Y moliendo entonces las mazorcas amarillas y las mazorcas blancas, hizo Ixmucané nueve bebidas, y de este alimento provinieron la fuerza y la gordura y con él crearon los músculos y el vigor del hombre. Esto hicieron los Progenitores, Tepeu y Gucumatz, así llamados.
A continuación entraron en pláticas acerca de la creación y la formación de nuestra primera madre y padre. De maíz amarillo y de maíz blanco se hizo su carne; de masa de maíz se hicieron los brazos y las piernas del hombre. Únicamente masa de maíz entró en la carne de nuestros padres, los cuatro hombres que fueron creados.
Capítulo II
Estos son los nombres de los primeros hombres que fueron creados y formados: el primer hombre fue Balam-Quitzé, el segundo Balam-Acab, el tercero Mahucutah y el cuarto Iqui-Balam.
Estos son los nombres de nuestras primeras madres y padres.
Se dice que ellos sólo fueron hechos y formados, no tuvieron madre, no tuvieron padre. Solamente se les llamaba varones. No nacieron de mujer, ni fueron engendrados por el Creador y el Formador, por los progenitores. Sólo por un prodigio, por obra de encantarniento fueron creados y formados por el Creador, el Formador, los Progenitores, Tepeu y Gucumatz. Y como tenían la apariencia de hombres, hombres fueron; hablaron, conversaron, vieron y oyeron, anduvieron, agarraban las cosas; eran hombres buenos y hermosos y su figura era figura de varón.
Fueron dotados de inteligencia; vieron y al punto se extendió su vista, alcanzaron a ver, alcanzaron a conocer todo lo que hay en el mundo. Cuando miraban, al instante veían a su alrededor y contemplaban en torno a ellos la bóveda del cielo y la faz redonda de la tierra. Las cosas ocultas [por la distancia] las veían todas, sin tener primero que moverse; en seguida veían el mundo y asimismo desde el lugar donde estaban lo veían.
Grande era su sabiduría; su vista llegaba hasta los bosques, las rocas, los lagos, los mares, las montañas y los valles. En verdad eran hombres admirables Balam-Quitzé, Balam-Acab, Mahucutah e Iqui-Balam.
Entonces les preguntaron el Creador y el Formador : — ¿Que pensáis de vuestro estado? ¿No miráis. ¿No oís? ¿No son buenos vuestro lenguaje y vuestra manera de andar? ¡Mirad, pues! ¡Contemplad el mundo, ved si aparecen las montañas y los valles! ¡Probad, pues, a ver!, les dijeron.
Y en seguida acabaron de ver cuanto había en el mundo. Luego dieron las gracias al Creador y al Formador : — ¡En verdad os damos gracias dos y tres veces! Hemos sido creados, se nos ha dado una boca y una cara, hablamos, oímos, pensamos y andamos; sentimos perfectamente y conocemos lo que está lejos y lo que está cerca. Vemos también lo grande y lo pequeño en el cielo y en la tierra. Os damos gracias, pues, por habernos creado, ¡oh Creador y Formador!, por habernos dado el ser, ¡oh abuela nuestra! ¡Oh nuestro abuelo!, dijeron dando las gracias por su creación y formación.
Acabaron de conocerlo todo y examinaron los cuatro rincones y los cuatro puntos de la bóveda del cielo y de la faz de la tierra.
Pero el Creador y el Formador no oyeron esto con gusto. — No está bien lo que dicen nuestras criaturas, nuestras obras; todo lo saben, lo grande y lo pequeño –dijeron. Y así celebraron consejo nuevamente los Progenitores : — ¿Qué haremos ahora con ellos? ¡Que su vista sólo alcance a lo que está cerca, que sólo vean un poco de la faz de la tierra! No está bien lo que dicen. ¿Acaso no son por su naturaleza simples criaturas y hechuras [nuestras]? ¿Han de ser ellos también dioses? ¿Y si no procrean y se multiplican cuando amanezca, cuando salga el sol? ¿Y si no se propagan? — Así dijeron.
– Refrenemos un poco sus deseos, pues no está bien lo que vemos. ¿Por ventura se han de igualar ellos a nosotros, sus autores, que podemos abarcar grandes distancias, que lo sabemos y vemos todo?
Esto dijeron el Corazón del Cielo, Huracán, Chipi-Caculhá, Raxá-Caculhá, Tepeu, Gucumatz, los Progenitores, Ixpiyacoc, Ixmucané, el Creador y el Formador. Así hablaron y en seguida cambiaron la naturaleza de sus obras, de sus criaturas.
Entonces el Corazón del Cielo les echó un vaho sobre los ojos, los cuales se empañaron como cuando se sopla sobre la luna de un espejo. Sus ojos se velaron y sólo pudieron ver lo que estaba cerca, sólo esto era claro para ellos.
Así fue destruida su sabiduría y todos los conocimientos de los cuatro hombres, origen y principio [de la raza quiché].
Así fueron creados y formados nuestros abuelos, nuestros padres, por el Corazón del Cielo, el Corazón de la Tierra.
Nota: De la obra precedente, no poseemos datos de traductor. La hemos recibido de nuestros visitantes. De estar incurriendo en infracción a los Derechos del Traductor, solicitamos darnos aviso y será removido inmediatamente.4.1. CHILAM BALAM DE CHUMAYEL
CHILAM BALAM DE CHUMAYEL Pasada la celebración del V centenario del “descubrimiento” de América son muy pocas las voces que han dicho algo sobre la tradición precolombina. Parecería que un prejuicio impidiera a los estudiosos de lo esotérico ocuparse de un tema que se presenta clarísimo respecto a la Cosmogonía Perenne. Eso, sin mencionar que lo esencialmente indígena ha quedado completamente de lado en las celebraciones, aunque se trate de aparentar lo contrario. |
CHILAM BALAM DE CHUMAYEL
El Chilam Balam de Chumayel es acaso el más importante de los Chilam Balams, textos sagrados y proféticos escritos por los sacerdotes Mayas especialmente en Yucatán durante la conquista española. Los autores de esta obra esotérica y difícil como toda escritura sacra y tradicional, como todo libro de sabiduría, parecen ampararse en la religión cristiana para de este modo poder transmitir las doctrines cosmogónicas autóctonas las cuales son asimiladas a la religión de los conquistadores, como sucede hasta nuestros días; esto constituye una prueba de la capacidad y la comprensión de los sabios y sacerdotes indígenas, los que fueron capaces de entrever la unidad fundamental de sus creencias y la similaridad de la cosmovisión de vencedores y vencidos, la que también fue advertida por los mejores religiosos europeos en sus crónicas. Reproducimos aquí textos de la versión realizada por Antonio Mediz Bolio editada en Costa Rica en 1943 y actualmente publicada por la SEP de México, con prólogo, introducción y notas de Mercedes de la Garza, aunque no incluimos sus excelentes comentarios. Ralph Roys también tradujo estos textos del maya al inglés: The Chilam Balam of Chumayel, Oklahoma Press, Norman, 1933 y The maya katun prophescies of the book of Chilam Balam, Carnegie Institution of Washington D. C., 1954. También existe una versión al Castellano sintetizada de Alfredo Barrera Vásquez y Silvia Rendón: El libro de los libros de Chilam Balam, F.C.E., México, 1948. Igualmente hay otra edición de M. Rivera, que se basa en la de Médiz Bolio pero levemente modificada: Chilam Balam de Chumayel, Historia 16, Madrid, 1986. En realidad las distintas versiones coinciden de modo general y no se altera en ellas los valores simbólicos y metafísicos. Los especialistas creen que todos estos escritos indígenas, de expresión cristianizada, son copias de libros jeroglíficos antiguos, adaptados a las nuevas modalidades del paso del tiempo; recopilaciones, para salvar su tradición cosmogónica y metafísica original, presentar así su verdad y realizar su identidad. A continuación publicamos algunos textos de este conjunto, especie de “almanaque”, estructura que corresponde igualmente a los códices precolombinos; obsérvense también los extraños latines y su rústico encanto, su ambigüedad y valores fonético-rítmicos. Agregamos a la versión de Médiz Bolio del Libro de los Espíritus, y del Trece Ahau Katún, la inglesa de Ralph Roys traducida al español por María Montoliú Villar, tomada de su obra Cuando los dioses despertaron, U.N.A.M., México, 1989, trabajo que oportunamente comentaremos; creemos que para el lector será interesante cotejar ambas versiones.
Texto
“Dominus vobiscum, decían todos cantando allí donde no había cielos ni tierra.
Del abismo nació la tierra, cuando no había cielos ni tierra.
El que es la Divinidad y el Poder, labró la gran Piedra de la Gracia, (Tun Gracia) allí donde antiguamente no había cielo.
Y de allí nacieron Siete Piedras sagradas (Tunes), Siete Guerreros (Katunes) suspendidos en el espíritu, Siete llamas elegidas.
Y se movieron. Y siete fueron sus gracias también, y siete sus santos.
Y sucedió que incontables gracias nacieron de una piedra de gracia. Y fue la inmensidad de las noches, allí donde antiguamente no había Dios, porque no habían recibido a su Dios, que solo por si mismo estaba dentro de la Gracia, dentro de las tinieblas, allí donde no había cielos ni tierra.
Y fue formado al fin un Guerrero, cuando no había nacido el Primer Guerrero, y tenía los cabellos en guedejas.
Aden ti parami. Y fue su divinidad. Y entonces salió y se hizo varón en la segunda infinita Piedra de Gracia. Alpinon es el nombre de su ángel.
Cuando hubo nacido, salió y pidió su Segunda Gracia, en la segunda inmensidad de la noche, donde antes nadie había. Y recibió su divinidad é1 solo por si mismo.
Y cuando vino a salir, “ofirmar” dulcemente dijo. Y recibió su divinidad é1 solo por sí mismo. Y salió y fue a la tercera infinita Piedra de Gracia. Albacongel es el nombre de su ángel, el de la tercera Gracia.
Fue a la cuarta infinita Piedra de Gracia, en la cuarta noche. Atea Ohe es el nombre de su ángel. Naciendo, quiso su cuarta Gracia, y empezó a decirse solo en sí mismo: “Ah, Dios Poderoso, yo no soy nadie, pues, por mí mismo”. -Así decía en su esencia, en su divinidad.
“Me voy”, suavemente dijo.
Y fue a la quinta infinita Piedra de Gracia, en la quinta infinita noche. Cuando hubo nacido el Quinto Guerrero quiso su Quinta Gracia. Y se levantaron las palabras de su divinidad y nació su ángel. Decipto es su nombre.
Y dijo: “Me voy. Yo soy, pues. Soy Dios, pues. Soy poderoso, pues.” -Así hablaba por sí misma su divinidad. “Aninite dei sin“, decía cuando recibió su divinidad por si mismo.
Y fue a la sexta infinita Piedra de Gracia, en la sexta medida de la noche, el Sexto Guerrero (Katún). ¡dioses poderosos, oíd mi voz. Nadie hay en mi soledad.
Cuando hubo nacido, quiso su Séptima Gracia. Conlamil es el nombre de su ángel. -¡Yo os adoro, dioses, oíd mi voz! ¡No hay nadie. Nadie escucha mi voz! -así suavemente hablaba y decía, mientras nacía su Séptima Gracia.
Contento nació el séptimo Guerrero (Katún). Siete veces se alumbraron las siete medidas de la noche, siete veces infinitas.
“Abiento bocayento de la Zipilna de fente note sustina gracia. Trece mili y no cargo bende“. Primera, segunda, tercera, tres veces cuatrocientas épocas, miles de épocas y despertó la tierra de Dios el Verbo, é1 solo por sí mismo.
Del fondo de la gran Piedra de la Gracia, despertó la tierra de Dios el Verbo. Su nombre es Unidad con Dios el Verbo.
Este su nombre, que hiende las épocas, es: el Eterno, el de una sola Edad, el Muy Alto. Y vino su Descendiente de Siete Generaciones. Y cuatro veces resonó su Gran Palabra, sello de la noche, sello del cielo: “Yo soy el principio, yo seré el fin”.
He aquí el entendimiento oculto de su palabra, datate, aquí recibido en esta tierra. Yo soy Unidate, yo soy Unitata, yo soy su sonido. Yo soy Unitata. “A nuni viene Unidad“.
Nilu es el nombre de la noche. Es la primera palabra de Dios, es la primera palabra del Verbo. Así, machacó la piedra, solo por sí mismo, dentro de la noche.
Tomás (Etomas) Sipancas es el nombre del Espíritu cuyo Señor es el Primer Guerrero. Ota-ho en el cielo. Arcángel es el nombre del Espíritu. Heronix es el nombre del Espíritu que va delante de é1. Joramis es el nombre del Espíritu del Segundo Guerrero. He aquí que dijo cuando se abrió la Piedra: “Yaxyonlacalpa“. Escondió su nombre. En el santo cielo fue Nuestro Santo Padre el Verbo: Bolay es su nombre. Y conoció el segundo cielo, en donde está el polvo de los pies de la Sustinal Gracia.
Allí se forma la Sabiduría, golpeando la piedra dentro de la oscuridad.
Y fue creada la Piedra que fundó las piedras, las Tres Piedras que fueron a asentarse a los pies de la Sustinal Gracia. Las piedras que nacieron estaban debajo de la Primera Piedra. Y eran hermanas iguales.
Entró entonces Chac, el Gigante, por la grieta de la Piedra. Gigantes fueron entonces todos, en un solo pueblo, los de todas las tierras. Y el Primer Rey fue Dios.
En la época Primera, fue creado el único hijo de Dios. En la Segunda, el Verbo. En la Tercera época, Expleo, éste es su nombre en el cielo.
Y nació Chac, el Gigante que Opilla es su nombre, al mismo tiempo que su cielo, que empileo, cielo, es su nombre. Expleo es su nombre, dentro del primer Libro de Dios. Hebones. El único Hijo de Dios, espejo que abrirá su hermosura, es el Señor de la Piedra, Padre.
Cuando fue a crear el cielo del cielo, se abrió una Gracia y una Piedra. Nacido era el Fuego. Tixitate es su nombre, la luz del cielo. Que Sustinal es la luz de la luz del cielo. Acpa. Porque el Guerrero (Katún) creó la luz dentro del cielo. Alpa u manga es su nombre. Y se acabó.”
* * *
Los ángeles, los Espíritus (Cangeles ik) se alzaron mientras eran creadas las estrellas. No se había alumbrado la tierra, no había cielo ni tierra. Eran:
El Pauah rojo (Chac Pahuahtun)
El Pauah blanco (Zac Pahuahtun)
El Pauah negro (Ec Pahuahtun)
El Pauah amarillo (Kanpahuahtun).
Entonces en el Primer cielo, Dios el Verbo tenia sujeta su Piedra, tenía sujeta su Serpiente (cangel) tenía sujeta su Sustancia (Kabalil). Allí estaban suspendidos sus ángeles. El Espíritu nombrado Corpinus, y he aquí, debajo, Orele, a la altura de la tierra. Tres Personas eran: El Dios Verbo, el Dios Hijo, el Dios Espíritu Santo.
En ese tiempo los planetas, eran: Saturno, Júpiter, Marte y Venus; ésos se dice que tenía en su mano el Dios en el cielo; antiguamente los creó. He aquí el nombre del cielo: Christalino. Este ángel, que Corpinus es su nombre, extendía la bendición del Padre, allí donde no había cielo ni tierra, Inpicco es su nombre. Rociaba a todos los ángeles. Baloyo es su nombre. Cacahuecan -sexos- es su nombre. Et sepeuos es su nombre. Laus deo.
* * *
Abajo Chac-Bolay-Balam y Cacau Balamté. Esperas es su nombre en la sexta capa del cielo, Isperas es su nombre en la séptima capa del cielo. Fue creado sobre la tierra por Dios Poderoso. En la séptima época nació dentro de la noche. Espíritu es su nombre.
S.to. Eden Deus, S.to. Eluseo, Santos. Él vio nacer el centro de la Piedra, el centro de la noche. Se repite.
Ardió entonces. Entri de noche. Fue lo que dijo: cuando habló al centro de la Piedra, al centro de la noche. -Tronas aleseyo de Mundo de gracia en appedia leyo zipidiate en picted gracia Sto. Esuleptum Jaan estunast gracia suplilis eltimeo me firme abin Finites gracia y metis absolutum timetis de gracia. Eden deo gracia de Fentis de gracia Fenoplis tun gracia locom dar y me gracia, tretris un mis gracia. Nositusi de gracia in pricio de gracia. Tresimili uno de cargo leonte.
Uno, dos, tres, un montón, trece veces cuatrocientos, Katunes infinitos antes de que despertara la tierra, fue creado el centro de la Piedra, el centro de la noche, allí donde no había cielo ni tierra, cuando fue dicho por Dios el Verbo, solo por sí mismo, en la Profunda Noche.
Sonó la primera palabra del Dios, allí donde no había cielo ni tierra. Y se desprendió de su Piedra y cayó al segundo tiempo y declaró su divinidad. Y se estremeció toda la inmensidad de lo eterno. Y su palabra fue una medida de gracia, un destello de gracia y quebró y horadó la espalda de las montañas. ¿Quién nació cuando bajó? Gran Padre, Tú lo sabes.
Nació su Primer Pincipio y quebró y barrenó la espalda de las montañas.
-¿Quiénes nacieron allí? ¿Quiénes?
-Padre Tú lo sabes. Nació el que es tierno en el cielo.
Ciripacte horca mundo ni nompan est noche amanena omonena Apaopa. Salió el Espíritu de la infinita Gracia. Zipiones ted coruna Pater Profecida. Hablaró cuando llegue a la Séptima gracia, la Virgen Piedra de la Gracia. Baltepiones ortezipio Reciquenta noche hun ebutate hun cute Profeciado. Sucedió que fue llamado el ángel Jerupite y le fueron dados en el cielo Corporales de ojales por el primer Papa.
EL TRECE AHAU KATUN
Esta es la cara del Katún, la cara del Katún, del Trece Ahau: Se quebrará el rostro del Sol. Caerá rompiéndose sobre los dioses de ahora. Cinco días será mordido el Sol y será visto. Esta es la representación del Trece Ahau.
Señal que da Dios es que sucederá que muera el Rey de esta tierra. Así también que vendrán los antiguos Reyes a pelear unos contra otros, cuando vayan a entrar los cristianos a esta tierra. Así dará señal Nuestro Padre Dios de que vendrán, porque no hay Concordia, porque ha pasado mucho la miseria a los hijos de los hijos.
Nos cristianizaron, pero nos hacen pasar de unos a otros como animales. Y dios está ofendido de los Chupadores.
Miliquinientos treinta y nuebe años, así: 1539 años.
Al oriente esta la puerta de la casa de don Juan Montejo, el que metió el cristianismo en esta tierra de Yucalpetén, Yucatán.
Chilam Balam, Profeta
Traducción R. Roys:
“El señor esté con vosotros, finalizaron las palabras de su canto, cuando no habían aún ni cielos, ni tierra. Cuando el mundo estaba sumergido, cuando no habían ni cielos, ni tierra, nació la piedra tres veces preciosa, después de que se declaró la divinidad del que gobierna, cuando no había cielo. Entonces nacieron siete katunes, siete tunes, que se sostuvieron en el corazón del viento, los siete elegidos. Entonces se dijo que, sus siete gracias también se animaron. Sus santas imágenes fueron siete. Pero mientras permanecían sin labrar, ocurrió el nacimiento de la primera piedra preciosa y de gracia, la primera gracia infinita en la infinita noche, cuando no había Dios. Todavía no recibía él su divinidad, sino que permanecía solo, en la gracia, en la oscuridad, cuando no habían cielos ni tierra. Entonces partió al final del katún, puesto que no podía hacerlo al principio. Se veían allá sus largas güedejas de cabello, adeu parami; cuando salió le llegó su divinidad. Entonces se convirtió en hombre en la segunda piedra infinita, preciosa y de gracia.
En seguida llegó el segundo katún. Alpicón, fue el nombre de su ángel cuando nació. A la segunda gracia se le permitió partir, en la segunda noche infinita, cuando no estaba nadie presente. Recibió entonces su divinidad cuando llegó, solo, por su propio poder. -Oh firmar, dijo, cuando por su propio poder recibió su divinidad.
En seguida él continuó y llegó a la tercera piedra infinita, preciosa y de gracia. Alba Congel fue el hombre de su ángel. Esta fue la tercera gracia.
-Permítaseme proceder hacia la cuarta e infinita piedra preciosa y de gracia, en la cuarta noche. Atea Ohe fue el nombre de su ángel. La cuarta gracia nació y comenzó a hablar de su propio poder. -Oh Dios, el Gobernador. Después de todo nada soy por mi mismo. Estas fueron sus palabras desde su escondite dentro de la gracia y divinidad. -Permítaseme proceder dijo.
En seguida él llegó a la quinta e infinita piedra preciosa y de gracia. La quinta gracia nació en el quinto katún. Cuando se elevó, se declaró su divinidad. Entonces su ángel nació: Decopo fue nombre, cuando se elevó. -Ya que esto es así, permítaseme seguir. ¿Después de todo, quién soy? -Soy Dios el que gobierna (el katún). Y se declaró su divinidad por su propia fuerza. -A ninite dei sin, dijo, cuando recibió su divinidad por su propio poder.
En seguida llegó él a la sexta, infinita y preciosa piedra de gracia, la sexta medida de la noche, en el sexto katún: -¡Ey dioses ey gobernantes! Contestadd a mis preguntas, después de todo nadie soy por mí mismo.
Prosiguió la séptima gracia. Colamil fue el nombre de su ángel. -Entrego las cosas de Dios a ustedes que sois dioses. Contestad a mis palabras. No hay respuesta. No hay nadie después de todo. Así habló é1, cuando nació la séptima gracia. Hubo regocijo en su corazón por el nacimiento de los siete eligidos, los siete katunes, las siete luces, las siete medidas de la noche, las siete cosas infinitas.
Abiento bocayento de la zipil na de fente note. Sustinal gracia, trece mili, uno cargo bende. El primero, el segundo, el decimo tercero doblez; trece símbolos de los katunes, tres, siete, ocho mil. Entonces Dios, el Padre, despertó de su inconciencia por su propio poder, en la piedra tres veces preciosa y de gracia. Dios, el Padre, como fue conocido su nombre. Unidad y Dios, el Padre, fueron sus nombres desde que se abrió el katún para ustedes. Allí estaban tres generaciones de ángeles que aumentaron su estatura cuando é1 llegó. Siete fueron sus generaciones de ángeles. Cuatro veces dijo su discurso. Su señal estaba en la altura, en la oscuridad. -Yo soy el principio y será el final. Estas fueron las palabras de su poderosa entereza. -Datate aquí lo cual ha sido recibido… Yo soy la Unidata. Soy Unitata Anuni. Unidad cometa.
Este fue el primer discurso de Dios; el primer discurso del Padre. Nilu fue el nombre de la noche, su piedra preciosa, sola en la noche, era de piedra limpia. Etomas Cipancas, el nombre del viento. Su padre fue el primer katún. El nombre del viento fue Otohacamil Aucangel. El nombre del viento fue Hieron. El nombre del viento fue Virtutus. En el segundo katún nombre del viento fue Joramis. Esto fue lo que dijo cuando cambió su piedra: Jaxyoncalpa. El cielo se cubrió con el nombre de nuestro Santo Señor. El padre lo elevó. El nombre de la serpiente del segundo cielo fue Bolay. Estaba en la arena, al pie de la Sustinal Gracia cuando se le llamó. Se formó Lomías. Durante la noche su piedra fue la piedra aguda. Su piedra fue Zihontún, cuando las piedras se fijaron en sus lugares. Se colocaron tres veces a los pies de la Sustinal Gracia. Estas piedras que nacieron estaban bajo (dentro) de una piedra poderosa piedra de columna de piedra golpeada. En seguida se manifestaron ante un mundo (por obra) de Dios, el Padre, el primer gobernador. En el primer katún nació el hijo de Dios, en el segundo, el Padre. En el tercer katún estaba Expleo-u-caan, como se le llamaba y a quien se le corrigió su nombre, llamándole Chac Opilla cuando se elevó al cielo. Empileo-u-caan era su nombre. Expleo era su nombre, según la medida de las cosas del Señor. Hebones era el único hijo del Señor. Se sostenía en la piedra de su padre, sobre su hombro a ahorcajadas.
Después se creó en la altura el cielo turbulento. El fuego se creó, nació de una piedra, de una gracia. Tixitate fue el nombre de la luz del cielo. Sustinal, dijeron, era la luz con la que se alumbraba el cielo. Acpa hizo el katún después de que se originó la luz del cielo. Alpa-u-manga se llamaba cuando se acabó.
Estos son los ángeles de los vientos, los cuales aparecieron cuando é1 creó la estrella, cuando no había aún luz en el mundo, ni cielos, ni tierra: el Pauahtún Rojo, el Pauahtún Blanco, el Pauahtún Negro y el Pauahtún Amarillo.
Aquí estaba el cielo cuando Dios, el Padre, se manifestó sosteniendo en sus manos su piedra, sosteniendo su canhel, sosteniendo su rueda, de la cual pendían los cuatro ángeles de los vientos. Cerpinus fue el nombre de quien, de acuerdo con Orele, midió la tierra. Eran tres personas: Dios el Padre; Dios el hijo y Dios el Espíritu Santo. El colocó los planetas: Saturno, Júpiter, Marte, Venus; los cuales dijo, sostenía en su puño cuando los creó. Este cielo se llamó Cristalino. Aquí estaban los ángeles. Corpinus se llamaba quien tenía en su mano la bendición de Dios, cuando no habían cielos, ni tierra. Inpico era su nombre cuando los Angeles se rociaron con el hisopo. Baloyo se llamaba cuando el agua se esparció. Seros era su nombre, Et sepeuas. Laus Deo.
Abajo estaban Chac Bolay Balam y el Arbol del cacao llamado balamté. Esperas es el nombre del sexto cielo. Isperas el del séptimo cielo. Dios, el Gobernador, creó el mundo en el séptimo katún, en la oscuridad. Espíritu San Edendeus y San Eluceo fueron los santos que atestiguaron el nacimiento de quien estaba escondido dentro de la piedra, en la oscuridad. Se repite elitun entri de noche. Estas fueron las palabras del que estaba escondido dentro de la piedra, en la oscuridad: Tronas Aleseyo de mundo de gracia. En opedia tejo cipi dia te en pieted gracia. Edendeo gracia, de fentis de gracia, fenoplis tun gracia. Locom dar yme gracia, tretis u mis gracia Noci luci de gracia, in pricio de gracia trese mili uno de cargo, leonte.
Unos, dos, trece, una división, trece bakam de katunes. Tres, siete, ocho mil, fue la creación del mundo, cuando el que estaba escondido dentro de la piedra, en la oscuridad, nació, cuando no habían ni cielos, ni tierra. Dios Padre habló solo, en la oscuridad, que se sostenía como un fruto tres veces mustio a su Arbol, habló por su propio poder. Esta fue la primera palabra de Dios, cuando no habían cielos, ni tierra, cuando salió de la primera piedra y llegó a la segunda. En seguida se declaró su divinidad. Entonces, junto con la palabra de la primera piedra de gracia, la primera piedra labrada, resonaron ocho mil katunes. La guacamaya era quien vigilaba bien detrás del Acantún.
-¿Quién nació cuando nuestro Padre descendió? Vosotros lo sabéis. Nació enseguida la primera guacamaya quien lanzó piedras en el Acantún. -¿Cómo fue que nació lla semilla? ¿Cómo fue realmente, padre? -Vosotros lo sabéis. El tierno grano verde nació en el cielo. -Ciripacte, horca mundo. No mompan est noche. Amanema, omonema, apa opa; se dijo, cuando el viento salía de la gran piedra de gracia. Cipiones ted coruna, pater profecido, fueron sus palabras cuando llegó al séptimo estrato de la sólida roca de gracia. -Bal te piones, ortecipio reci cuenta noche. Hun ebrietate, hun cute profeciado; fueron las palabras del ángel Jerupiter. En seguida el cielo se colocó en su lugar, Corporales ti ojales, por (obra) del primer papá (también) el rostro del Katún y la tabla del Katún Trece Ahau. El Sol comenzó su recorrido, mirando hacia abajo durante el reinado de los hombres perecederos, los gobernantes perecederos. El Sol se eclipsó cinco días y se vio la antorcha del Katún Trece Ahau, el designio de Dios fue que sobrevendría la muerte a los gobernantes de esta tierra. El cristianismo llegaría. Los pueblos serían saqueados.
Estos son los augurios de Dios, nuestro Padre, cuando ellos llegaron, ya que no hubo acuerdos. Los descendientes de los primeros gobernantes fueron deshonrados, conducidos a la miseria, cristianizados; se les trataba como animales. Hay pesar en el corazón de Dios por causa de estos vástagos.
En el año de 1539 perteneciente al oriente, estaba la puerta de la casa de don Juan Montejo quien introdujo el cristianismo aquí en la tierra de Yucalpetén, Yucatán.
Chilam Balam, el profeta. Por lo tanto hoy es un día desafortunado.”
“Así explicó el antiguo sabio Mexchise, el antiguo Gran Profeta, Napuc tun, Gran Sacerdote, y así cantó que, cuando no había despertado el mundo antiguamente, nació el Mes y empezó a caminar solo.
Y dijo su abuela, y dijo su tía, y dijo la madre de su padre, y dijo su cuñada:
-¿Por qué se dijo que íbamos a ver gente en el camino?
Así decían mientras caminaban. Era que no había gentes antiguamente.
Y entonces llegaron al oriente. Y dijeron:
-Alquien ha pasado por aquí. He allí las huellas de sus pies.
‘Mide tu pie’, dicen que dijo la Señora del mundo. Y que fue y midió su pie Dios el Verbo. Este es el origen de que se diga Xoc-lah-cab, oc-lae, lah-ca-oc. Este dicho se inventó porque Oxl-ahun-oc (el de los trece pies), sucedió que emparejó sus pies.
Y partieron del oriente. Y se dijo el nombre de los días, que todavía no tenían nombre, antiguamente.
Y caminó con la madre de su padre, y con su tía y con la madre de su madre, y con su cuñada.
Nacido el Mes, creó el que se llama Día y creó el cielo y la tierra, por escala: agua, tierra, piedras, árboles.
Y creó las cosas del mar y de la tierra.
En el Uno Chúen sacó de sí mismo su divinidad e hizo el cielo y la tierra.
En el Dos Eb hizo la primera escalera, para que Dios bajara en medio del cielo y en medio del agua. No había tierra, ni piedra, ni árboles.
En el Tres Men hizo todas las cosas, la muchedumbre de las cosas; las cosas de los cielos y las cosas del mar y de la tierra.
En el Cuatro Ix sucedió que se inclinaron uno sobre el otro el cielo y la tierra.
En el Cinco Men sucedió que empezó a trabajar todo.
En el Seis Cib sucedió que hizo la primera candela y así fue que se hizo luz donde no había Sol ni Luna.
En el Siete Aban (Caban) nació la primera tierra, allí donde no la había para nosotros antiguamente.
En el Ocho Edznab afirmó sus manos y sus pies y los clavó sobre la tierra.
En el Nueve Cauac se ensayó por primera vez el infierno.
En el Diez Ahau sucedió que se fueron los hombres malos al infierno, porque todavía no se veía a Dios el Verbo.
En el Once Ix (Imix) sucedió que hizo las piedras y los Arboles. Eso hizo.
En el día Doce Ik sucedió que creó el viento. Y esta es la causa de que se llame Ik (espíritu); porque no hay muerte dentro de él.
En el Trece Akal sucedió que tomó agua y mojó tierra y labró el cuerpo del hombre.
En el Uno Kan sucedió que se rompió su ánimo por lo malo que había creado.
En el Dos Chicchan sucedió que apareció lo malo y se vio dentro de los ojos de la gente.
En el Tres Cimil (Cimi) fue la invención de la muerte. Sucedió que inventó la primera muerte Dios Nuestro Padre.
(Aqui hay un espacio en blanco que correspondería al Cuatro Man-ik, ‘el dia en que pasa el espíritu’.)
En el Cinco Lamat inventó el gran sumidero de la gran laguna del mar.
En el Seis Muluc sucedió que fueron llenados de tierra todos los valles, cuando no había despertado el mundo. Y sucedió que entró falsa voz de Nuestro Padre Dios en todos ellos, cuando no había voz del cielo, ni había piedras ni árboles, antiguamente.
Y entonces fueron a probarse unos a otros (los días). Y dijeron así:
‘Trece… Y siete en un grupo.’
Esto dijeron para que saliera su voz al que no la tuviera, cuando el Primer Dios, el Sol, les preguntara su origen. No se les había abierto el instrumento de su voz para que pudieran hablarse unos a otros. Y se fueron en medio del cielo y se tomaron de las manos para unirse unos con otros. Y entonces se dijo en medio de la tierra: ‘¡Sean abiertos!’ Y se abrieron los Cuatro Ah-Toc, que son cuatro.
Cuatro | Chic-chan | Ah-Toc. |
Cuatro | Oc | Ah-Toc. |
Cuatro | Men | Ah-Toc. |
Cuatro | Ahau | Ah-Toc. |
Los Ahau son Cuatro.
Ocho | Muluc | Cinco | Cauac |
Nueve | Oc | Seis | Ahau |
Diez | Chuen | Siete | Imix |
Once | Eb | Ocho | Ik |
Doce | Men | Nueve | Akbal |
Trece | Ix | Diez | Kan |
Uno | Men-(Ben) | Once | Chichan |
Dos | Cib | Doce | Cimi |
Tres | Aban | Trece | Manik |
Cuatro | Edznab | Uno | Lamat |
Con ellos fue creado el mes (Uinal), cuando despertó la tierra, y cuando fueron creados el cielo y la tierra, y los árboles y las piedras. Todo fue creado por Nuestro Padre Dios, y por su Palabra; allí donde no había cielos ni tierra estaba su Divinidad, que se hizo una nube sola por sí misma, y creó el universo. Y estremeció los cielos su divino y grande poder y majestad.
La relación de los días, día por día, debe leerse empezando por el oriente, según el orden en que está.
LA RUEDA DE LOS KATUNES
El Once Ahau se asienta el Katún en Ichcaansihó. Bajan hojas del cielo, bajan perfumes del cielo. Suenan las músicas, suenan las sonajas del de los Nueve Pies. En un día en que habrá faisanes azules, en un día en que habrá peces a la vista, en el día de Chakan-putún, se comerán árboles, se comerán piedras; se habrá perdido el sustento dentro del Once Ahau Katún.
Con siete tiempos de abundancia se asienta el Katún, el Cuatro Ahau Katún, en Chichén. Siete tiempos de abundancia son el asiento del Gran Derramador de agua. Tapado está su rostro y cerrados sus ojos bajo sus lluvias, sobre su maíz abundantemente derramado. Llenos de hartura están su estera y su trono. Y se derrama su carga. Habrá un día en que esté blanco su ropaje y blanca su cintura, y sea aplastado por el chorro del pan del Katún. Llegarán plumajes, llegarán pájaros verdes, llegarán fardos, llegarán faisanes, llegarán tapires; se cubrirá de tributo Chichén.
* * * |
No Zaquí, sino Mayapán es el asiento del Katún, del Dos Ahau Katún. Cuando se haya asentado el Katún, bajarán cuerdas, bajará la ponzoña de la peste. Tres cerros de calaveras harán una rueda blanca a su cuerpo cuando venga con su carga atada. Ahogándose cogerá en su lecho un soplo de viento. Tres veces dejará caer su pan. Mediana hambre, mediano pan. Esta es la carga del Dos Ahau Katún.
* * * |
Kinchil Cobá es el asiento del Katún, del Trece Ahau Katún. El dios maya Itzam, dará su rostro a su reinado. Se le sentirá tres veces en tres años, y cuando se cierre la décima generación. Semejantes a las de palmera serán sus hojas. Semejante al de la palmera será su olor. Su cielo estará cargado de rayos. Sin lluvias chorreará el pan del Katún, del Trece Ahau Katún. Multitud de lunares son la carga del Katún. Se perderán los hombres y se perderán los dioses. Cinco días será mordido el Sol, y será visto. Esta es la carga del Trece Ahau Katún.” [1]